Los rayos

Los rayos han llamado la atención de la humanidad desde sus orígenes; los antiguos griegos creían que los rayos eran lanzados por el dios Zeus.

Un precursor en el estudio de la electricidad fue Benjamin Franklin quien, en 1752, demostró que los rayos eran eléctricos.

Cuando se produce una tormenta eléctrica, las cargas eléctricas de las nubes se separan de tal manera que las cargas negativas se concentran en la parte inferior de las nubes. Los rayos se pueden producir dentro de una nube, entre dos nubes o entre una nube y la tierra. En el último caso, el origen de los rayos se puede explicar de la siguiente manera:

Las cargas negativas de la base de la nube atraen a cargas positivas de la superficie de la tierra. Si midieras el potencial entre la base de la nube y la tierra encontrarías que puede llegar a millones de voltios (tené en cuenta que la diferencia de potencial -tensión- que te provee edenor en los enchufes de tu casa es de 220 voltios).

Al principio, un chorro negativo comienza a avanzar hacia la tierra. Cuando este chorro negativo está suficientemente cerca de la tierra (algo así como 100 metros), un chorro de carga positiva empieza a ascender desde la tierra. Cuando estos dos chorros se encuentran se produce un cortocircuito y una avalancha de carga negativa desciende desde la nube en dirección de la tierra; luego, se produce una avalancha de carga contraria en sentido contrario. Esta corriente eléctrica calienta muy rápidamente el aire a su alrededor (la temperatura que se alcanza es muy alta). Este aire caliente se expande muy rápidamente y da origen al trueno.

Todo esto ocurre en muy poco tiempo. La luz que produce el rayo viaja a unos 300.000 kilómetros por segundo. Pero el sonido lo hace a 340 metros por segundo. ¡Por eso primero vemos el rayo y un rato más tarde oímos el trueno!

Para saber a qué distancia se produjo el rayo, debemos contar el tiempo que pasa desde que lo vemos hasta que lo oímos y multiplicarlo por 340.

¡El resultado nos dirá a cuántos metros ocurrió!

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